En el contexto sociocultural en el que vivimos, llamamos “amor romántico” a ese amor de pareja que se mostraba en las películas de Disney, y que nos convenció de que por amor “todo era posible” y que “todo debíamos soportarlo”. También llamamos amor romántico a esa ilusión de tener que encontrar un amor para toda la vida como única forma de ser felices. No sólo eso, sino que, visto desde una perspectiva patriarcal y heteronormativa, el “amor” en nuestra cultura occidental no significa lo mismo para las mujeres que para los hombres. En las actuales condiciones de desigualdad en la que nos encontramos, a las mujeres se nos exigen estereotipos de belleza, de dedicación e incluso de cuidado sólo “por amor”, entre otros tantos más. En resumen, cuando hablamos de amor romántico, hablamos de patriarcado y cuando hablamos de patriarcado, hablamos de una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres, que ha condicionado, a fin de cuentas, el rol de las mujeres en la sociedad. Por ello es que invitamos a reflexionar desde una mirada crítica la construcción sociocultural del amor. ¿Acaso deberíamos preguntarnos si el amor es un sentimiento universal, atemporal e inmutable?, o bien, ¿es el amor fruto del contexto sociocultural y patriarcal en el que vivimos? ¿Es este amor, un sentimiento propio, individual, basado en mi propia experiencia? o bien, ¿es este amor un mandato social, impuesto y producto del imaginario colectivo? ¿Existe o conocemos la naturaleza del “amor de pareja”? Frente a ello, cabe decir que, viviendo en una sociedad patriarcal, la manera que tenemos de relacionarnos en el espacio personal, de pareja, es una relación de dominación política, económica y social.